Pide la Iglesia no vender el voto

Xalapa, Veracruz a 09 de mayo de 2021.- El próximo 6 de junio de 2021 será una jornada histórica muy importante para nuestro país, es el día en que elegiremos diputados federales y locales, así como los alcaldes, los regidores y síndicos de nuestros municipios. En varios estados de la República se elegirá también al Gobernador. Todos los que tenemos una credencial de elector debemos ir a votar.

¡Que nadie se quede sin participar! ¡No se deje corromper, ni corrompa a nadie! ¡No venda su voto a nadie, ni se preste a chantajes! El voto es libre, secreto e informado. Nadie debe ni puede comprar su voluntad o aprovecharse de sus necesidades, eso sería un acto deshonesto e inmoral. “El que compra para ganar, llega para robar”.

Si a usted lo amenazan o lo quieren chantajear de que le quitarán las ayudas y apoyos que actualmente está recibiendo si no vota por algún determinado color, eso es un delito y debe denunciarlo.

Los apoyos sociales a grupos vulnerables no empezaron recientemente, no se crea usted esa mentira; Desde hace ya muchos años existían programas sociales que buscaban ayudar a las personas más necesitadas; además las ayudas que ofrece un gobernante en turno no salen de su bolsillo, sino de los impuestos de los ciudadanos; ningún gobernante debería presumir este tipo de acciones, esa es su tarea y la debe llevar a cabo con transparencia y honradez.

En esta contienda electoral están participando diferentes candidatos, algunos representan a algún partido y otros a alguna alianza. Hay aspirantes que ya estuvieron en un servicio público. A usted le toca hacer un discernimiento, evaluarlos y calificarlos; a usted le toca analizar qué propuesta contribuye mejor al bien común, a la defensa de sus valores y de sus principios.

¡Que ningún candidato se avergüence de sus orígenes ni de su identidad étnica o religiosa!, ¡que nadie traicione los valores ni los principios que lo han caracterizado como ciudadano!, ojalá los aspirantes a estos servicios públicos recuerden que antes de ser candidatos son personas que provienen de una familia y que vivían determinados valores. ¡Que ningún candidato se sienta incómodo por ser un creyente! y por lo mismo ¡que nadie esconda su identidad cristiana ni sus convicciones!; recuerde que la fe no está peleada con la política.

Nos alegra observar que cada vez crece más la conciencia de que la fe debe proyectarse en la vida social, en este caso en la vida política. Por lo mismo ¡que no haya censura porque algún candidato habla de valores cristianos o vive con coherencia su fe y su religión! ¡Que tampoco se extrañen los candidatos o los partidos políticos, si los electores les exigen proteger los valores y los principios que dan sentido a su existencia!

Cuidado con aquellos aspirantes que traicionan a sus representados, que los convencen para que les den su confianza y luego los apuñalan con iniciativas o leyes que destruyen su identidad cultural; tenga cuidado de los “lobos con piel de oveja”, que como dice el profeta Amós “compran al pobre por un par de sandalias”; nuestro pueblo ya no quiere más mentiras ni traiciones, desea vivir en paz, tener mejores oportunidades y condiciones de vida.

Los candidatos tienen entre manos la grandísima responsabilidad de dignificar la política, de devolver a esta función su identidad original que es buscar siempre el bien de la comunidad, aplicar debidamente los recursos públicos y por lo tanto a desempeñarse con honestidad, transparencia, creatividad, dedicación, y a promover con su testimonio el estado de derecho. Esperaríamos que un político no lleve a la mesa de sus hijos un pan con sabor a corrupción sino el fruto de su trabajo ganado honestamente con el sudor de su frente.

Sería una tragedia social que a quien se le da la confianza de gobernar o de legislar sea rehén de compromisos de grupos o de partidos, se preste a la corrupción o sea simplemente un títere manejado por intereses extraños; también sería una ofensa para el electorado que quien aspira hoy a un cargo público, lo vea simplemente como un trampolín para buscar promoverse para otro cargo político.