La inflación, impuestos, más injusto para las clases populares

Ciudad de México a 18 de abril de 2021.- Con un índice laboral que no acaba de recuperar los niveles de 2018 y un proceso inflacionario que, en febrero, reportó un alza del orden de 4.67 por ciento, se espera que el presente año la economía mexicana se mantenga en “recesión”, frente a pocas expectativas de nuevas inversiones, principalmente del sector privado, que refuercen programas que quedaron “truncos” por efecto de dos causas: la falta de políticas públicas federales, y la pandemia de Covid-19.

En promedio, los productos de la canasta básica durante el periodo de marzo de 2020, a marzo de 2021, registraron un incremento del 6.2 por ciento. Este índice es resultado del aumento de esos productos en 5.1 por ciento en la ciudad de México; 6 por ciento en Guadalajara, y 7.6 por ciento en Monterrey, para totalizar el 6.2 por ciento.

Es de señalar que, algunos de los alimentos de mayor consumo y que también son parte importante de esa canasta básica, destaca en ese periodo de marzo a marzo, 2020 y 2021, respectivamente, está la carne de pollo, que tuvo un incremento del 15.2 por ciento; la leche pasteurizada, con 7.5 por ciento, carne de res, con el 7.5 por ciento, y la tortilla, cuyo precio al consumidor se ubica actualmente en 14.00 pesos el kilogramo. Hay que señalar que el huevo fue el único alimento que tuvo un ligero descenso, de 3.0 por ciento, en su precio al consumidor.

Es de señalar que, en varios estados de la República, se dieron incrementos de las gasolinas, en particular la denominada magna, con un porcentaje hacia arriba, del 15 por ciento en el recientemente concluido mes de marzo de 2021. En el rubro de la inflación, el gobierno reportó un dos por ciento.    

La inflación anual se mantiene al alza por tercer mes consecutivo; es decir, lo que va del presente año, impulsada por incrementos a gasolinas y gas LP.

Los productos con variaciones de precios al alza que tuvieron mayor incidencia en la inflación, fueron el gas doméstico, con un encarecimiento mensual de 5.21 por ciento, seguido de la gasolina de bajo octanaje, con un alza de 2.08 por ciento.

Analistas suponen que la inflación presionará más en el futuro inmediato y podría superar el 5 por ciento, sobre todo en la segunda quincena de abril.

En el mismo tema de alza en los precios de alimentos básicos, hay que señalar que, “bajita la mano”, el agua potable envasada en presentaciones de medio litro, un litro y así, hasta llegar a 20 litros, que es el galón grande, con tooodo el consentimiento de las autoridades federales de Economía, de Salud y, sobre todo con relación a la vigilancia de precios de comercialización de agua “purificada”, a cargo de la PROFECO, ha ido en aumento y ya son miles de millones de litros que se distribuyen diariamente en todas las zonas urbanas y rurales del país.

México es el quinto país del mundo en el mercado del agua embotellada. La empresa Danone, de Francia, y las señaladas Coca Cola y PepsiCo, de Estados Unidos, “son dueñas” del 82 por ciento del comercio de agua envasada potable en México. El valor del agua que se vende en México, es de unos 15 mil millones de dólares.

Lo peor de todo este proceso, lo que llama la atención de manera destacada, es que la concesión de purificar y comercializar agua embotellada en todo México, adivinen cuáles son las empresas preferidas para la producción, purificación y comercialización en este ramo: pues la Coca Cola, la Pepsi Cola y una marca francesa, Danone, las cuales “controlan libremente” el mercado nacional de agua purificada, con la característica de que la comercializan más cara que en sus países de origen.

La “Coca” y la “Pepsi” venden el galón de 20 litros en 40.00 y hasta cerca de 50.00 pesos, en promedio, mientras que en el comercio organizado cuesta más. La botella de medio y un litro, de plástico –cuyos envases desechables son contaminantes poderosos— varían de doce a 22 pesos, respectivamente.

¿Será posible que, con estos valores comerciales que tiene el agua, no formen parte del control de precios que promueven las dependencias gubernamentales “de protección al consumidor?”. Por supuesto que “no queremos que la inflación se convierta en el impuesto más injusto para las clases populares”.