Este nivel de violencia no debería suceder, sin embargo es una realidad; los fotoperiodistas contamos historias: Schemidt

Laura Velazco. Xalapa, 09 de octubre. La imagen de José Víctor Salazar, quien estaba siendo devorado por el fuego, “es una foto fuerte, hizo que todo el mundo volteara a ver a Venezuela y esa es la función del fotoperiodismo, contar historias, y si ayuda a dar soluciones, adelante”, aseveró el galardonado con el World Press Photo 2018, Ronaldo Schemidt.

En la inauguración y primera conferencia magistral del III Festival Internacional de Fotografía Periodística y Documental “Mirar Distinto”, que dio inició este 9 de octubre, Schemidt abordó lo sucedido y el contexto de la impactante fotografía que lo hizo ganar dicho premio, así como el trabajo que conlleva ser fotoperiodista.

Ante un lleno total, señaló que este tipo de violencia no debería suceder en ningún lado del mundo, sin embargo “las cosas van a seguir pasando, estemos o no estemos (los fotoperiodistas), nuestro trabajo es contar la historia”.

Aclaró que no se trata de amarillismo, sino que desafortunadamente es una realidad y que gracias a la fotografía, Salazar, quien sufrió quemaduras de primer y segundo grado en un 70 por ciento de su cuerpo, “recibió tratamiento médico de manera gratuita por cuatro meses, ayuda internacional, medicinas que no había en Venezuela, […] si no existiera la foto quizá el apoyo habría sido diferente”.

Cuestionado acerca del antes y el después de haber hecho el disparo que lo llevaría a ser galardonado, aseguró que sigue siendo el mismo ya que “hay que tener los pies en la tierra”, no obstante, dijo que a pesar de que hay crisis en todos lados, un suceso como este al ser expuesto a través de un premio se coloca en la mirada internacional y es este tipo de trabajo el que te hace abrir los ojos.

“Este premio para mí significó más trabajo, seguir contando historias, voy a regresar a Venezuela, también trabajo en México. Tal vez mañana me toque cubrir una manifestación o cubrir un partido de futbol. La oportunidad llegó, recibí el premio, está guardado en mi casa, pero sigo trabajando igual […] Nosotros contamos historias, no estamos ni en un bando ni en el otro, mostramos un hecho que está sucediendo”.

14 segundos antes de dar la vuelta al mundo

En medio de manifestaciones “antichavistas”, en mayo de 2017, los venezolanos vivían entre olas de protestas en contra del gobierno de Nicolás Maduro, y fue el día 3 de ese mismo mes que Ronaldo Schemidt captó el momento en que un estudiante ardió en llamas durante una manifestación realizada en Altamira, al este de Caracas.

El fotoperiodista cuenta que los manifestantes le habían quitado una motocicleta a la Guardia Nacional y la consideraban una especie de trofeo. Fue entonces que decidió acompañar a este grupo, ya que pensó que la policía iba a tratar de recuperarla. Sin embargo, uno de los protestantes lanzó una bomba molotov y provocó el incendio más no una explosión inmediata.

“Fue entonces cuando me aparte y estaba alejándome por seguridad, y de repente se escuchó una explosión, un golpe certero al tanque de gasolina fue lo que provocó que las llamas comenzaran a envolver la moto y José Víctor Salazar estaba parado frente a ella y también fue envuelto por el fuego”.

Schemidt narra que tras la explosión sólo volteo a hacer su trabajo, levantó su cámara y tras apretar el disparador le llevó unos seis segundos darse cuenta de lo que estaba pasando. Tomó las fotos mientras ocurría el hecho, fue una secuencia que duró alrededor de 14 segundos, pero fue después de ese tiempo, al revisar las imágenes, que cayó en la impotencia.

“Cómo es posible que un estudiante pase por esto, el chico no debería estarse quemando, Venezuela no debería tener problemas de comida”, este tipo de ideas pasaron por su mente, y reiteró que aunque estos hechos de violencia no deberían suceder, esto es lo que está pasando, es su trabajo, y por lo tanto “tiene que enviarlo, contarlo”.

En el tiempo que Salazar estuvo envuelto en llamas cayó al piso y llegaron muchos manifestantes quienes apagaron el fuego, tras esto lo levantaron y se fue caminando, sin embargo, posteriormente, necesitó mucho apoyo ya que sufrió quemaduras en el 70 por ciento de su cuerpo, en primer y segundo grado.

La seguridad es una prioridad

En la calle se acaba la competencia, todos somos fotógrafos y somos compañeros, hay una hermandad natural y ante todo, la seguridad es primero, es una labor difícil porque no sabes dónde, cuándo o quién te va agredir, puedes encontrarte a oficiales que no entienden el trabajo de la prensa o incluso los manifestantes, pero hay que tomar medidas, aseveró.

“Te pueden tratar muy bien (los manifestantes), pero en este tipo de situaciones nadie es tu amigo. Nuestro trabajo no es convertirnos en víctimas, hay que tener cuidado”.

Schemidt comentó que sí bien la agencia para la que trabaja (AFP) está acostumbrada al conflicto en Medio Oriente, la violencia que se vive en Venezuela es diferente: cuerpo a cuerpo, inesperada. Por lo mismo deben estar siempre alertas y, de ser necesario, la agencia podría retirarlos del lugar para salvaguardar su integridad.

Refirió que su prioridad es y fue, ese 3 de mayo de 2017, la seguridad “empecé a enviar mis fotos tras medir la situación y aclarándole a los editores lo que había sucedido, porque era una foto que se podría prestar a cuestiones políticas y no fue así”.

“A mí no me gustaría que estas cosas pasaran, pero pasan, estemos o no estemos”, sentenció.

No dejes que nadie te diga: “no sirves para ésto”

A sus 47 años, en frente de una audiencia que lo escuchaba atentamente, relata que lleva 15 años trabajando como fotoperiodista, pero antes de ello mientras estudiaba Antropología en la Universidad Central de Venezuela, decidió mudarse a México para instruirse en el arte de la lente.

Durante sus estudios en Fotografía se dio cuenta que su pasión estaba en el fotoperiodismo, “supe que era lo que quería hacer”, y al regresar a Venezuela buscó oportunidades que le permitieran laborar en esta área, sin embargo, no las encontró.

“Toqué puertas, vieron mis fotos, las que realizaba en la universidad, y tras varios minutos de incertidumbre me dijeron ‘tú no sirves para el fotoperiodismo ‘, pero mi terquedad era más grande y no me di por vencido”.

Además, señaló, «te tiene que gustar, tienes que quererlo realmente, no te vas a hacer millonario, tu pareja quizá no te vaya aguantar, súmale el desgaste físico… pero si te gusta tanto pones todo en una balanza y sigues prefiriendo el fotoperiodismo”.

Tras ser rechazado en Venezuela regresó a México, y fue aquí donde encontró su primera oportunidad: “La terquedad y no dejar que te digan que ‘tu no sirves para esto’ me han mantenido en esto. Sí a ti te gusta, hazlo. Yo tengo el gusto por estar con la gente, escucharlas, estar donde suceden historias”.

(Muestra del trabajo de fotoperiodismo de Ronaldo Schemidt)

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