Es «urgente» repensar el modelo económico prevaleciente y corregir de manera frontal los graves desequilibrios que padece el campo

Xalapa, veracruz a 14 de octubre de 2021.- Diferentes organizaciones campesinas de productores rechazan presupuesto 2022 para el campo dieron a conocer que prefieren la conformación de clientelas sociales y no el combate estructural a la pobreza.

En conferencia de prensa en sus instalaciones el dirigente nacional de la Unión General Obrera y Campesina (UGOCP) e integrante del Consejo Agrario Permanente (CAP), acompañado de diferentes líderes organizaciones agrarias expresaron su rechazo al proyecto de presupuesto para el campo 2022, toda vez que sigue la inercia de la estrategia del gobierno Federal, que ha profundizado la quiebra de las ramas productivas del sector rural incrementando la dependencia alimentaria de la nación.

Dio a conocer que la estrategia para el campo prioriza la conformación de clientelas sociales y no el combate estructural a la pobreza basado el desarrollo del potencial productivo de las comunidades rurales y la generación de empleos.

«Destaca en el Proyecto de Presupuesto 2022 el escamoteo de recursos para desarrollo productivo del campo, su modernización tecnológica e infraestructura para la integración de la producción primaria al mercado interno», comentó.

Sostuvo que las organizaciones campesinas demandan visión estratégica y altura de miras al Congreso Federal para construir un presupuesto para el campo que desarrolle social y productivamente a las comunidades rurales.

Detalló que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) presentó a la Cámara de Diputados el Paquete Económico que el Gobierno Federal propone para el año fiscal 2022 con un Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) por un monto de 7.088 billones de pesos (7.08 millones de millones de pesos), de los cuales, se contemplan 362 mil 546.2 millones de pesos, para el Presupuesto Especial Concurrente para el Desarrollo Rural, es decir, de presupuesto para el campo, lo que representaría el 5.11 por ciento del presupuesto total del país.

Sin embargo, pese a que el presupuesto para el campo muestra un incremento con relación al año anterior de 8.15 por ciento, la orientación del gasto no estimula ni promueve la actividad productiva del campo, única forma de superar los graves rezagos sociales y productivos que se afectan al sector.

Aseveró que el estancamiento productivo y la grave penetración de la pobreza sólo se consideran de manera superficial sin que se establezcan estrategias de combate estructural a las causas de la pobreza rural: baja competitividad, ausencia de infraestructura para la integración de valor agregado a los productores primarios, baja integración de la producción rural al mercado interno, entre otros factores ampliamente diagnosticados.

Por último dijo que es por ello que las organizaciones integrantes del Movimiento Campesino Veracruzano #ElCampoEsDeTodos y el Congreso Agrario Permanente de Veracruz, consideraron que la estrategia de política pública seguida por el gobierno Federal es «equivocada» y va en sentido contrario a la necesidad urgente de recuperar la capacidad productiva, empleos rurales y el anhelo de vida digna de la población rural.

«Alertamos sobre los signos de estancamiento económico del campo mexicano, sobre todo aquel que afecta a millones de productores primarios. El crecimiento del PIB agropecuario muestra los resultados positivos para el sector más capitalizado del campo, aquel orientado a las exportaciones.

Pero oculta el impacto de esa estrategia en los productores primarios, lo que producen materias primas, a los que más barato les pagan su producción, aquellos a los que no les toca ni el 10 por ciento del precio final de mercado y que se encuentran en un proceso de reversión productiva que ha venido paralizando sectores y ramas productivas fundamentales que antaño proveían de dinamismo económico, ingresos, empleo y alimentación a las comunidades campesinas», señaló.

Finamente, llamó al gobierno Federal a corregir la visión hacia el campo y sostuvo que es «urgente» un diálogo democrático, incluyente y ajeno a sectarismos, repensar el modelo económico prevaleciente y corregir de manera frontal los graves desequilibrios que hoy afrontan la gran mayoría de los sectores y ramas de producción que integramos el sector rural.